Estrategia Integral contra la violencia de género e intrafamiliar en Cuba: esto no es un análisis
El 22 de julio de 2020 escribía en mis redes:
“El Noticiero Nacional de la Televisión Cubana dio a conocer ayer la creación de un línea telefónica de ayuda a mujeres en situación de violencia con respaldo institucional. Además, la implementación de un protocolo de atención.
A mí la alegría no me cabe en el pecho!!! Resultado del trabajo de las instituciones estatales y gracias al empuje de la sociedad civil y a las demandas feministas.
El compromiso de la FMC, de La Fiscalía, el CENESEX, la Unión de Juristas, la UH y la policía como respuesta multidisciplinaria será también traducida en responsabilidad, obligaciones y transparencia en el funcionamiento de la línea y lo que se deriva de ella: acompañamiento legal y psicológico, capacitación inmediata de todos los agentes intervinientes, respaldo jurídico transversal e impostergable para el enfrentamiento a la violencia de género, publicación de datos oficiales, creación de refugios, reconocimiento y respuesta a la violencia en el espacio público y privado, creación de redes de apoyo también con organizaciones civiles, entre tantos otros.
Todas las mujeres cubanas ganamos!!! En derechos, en atención y en dignidad!!!!”
Un año después, entre alegrías a cuentagotas y sinsabores, anuncian en el programa de televisión Palabra Precisa la aprobación por el Consejo de Ministros de una Estrategia Integral de prevención y atención a la violencia de género e intrafamiliar. De carácter intersectorial e interseccional, la política es vinculante e integradora teniendo en cuenta todo el entramado gubernamental y sus distintas instituciones e instancias.
Según las invitadas a ese espacio televisivo, esto conllevará, en efecto, capacitaciones para los operadores del derecho, agentes y funcionarios; atención y prevención de las violencias en el espacio público y privado; se tendrán en cuenta no solo a las mujeres cis sino también a las personas que no se identifican con la cisgeneridad y la heteronorma.
Es un documento que se organiza en diez componentes: prevención, local-comunitario, atención, protección, jurídico, investigación, implementación y evaluación; y cada uno presenta objetivos generales, específicos y acciones complementarias por parte de los Organismos responsables del cumplimiento de la estrategia.
Previa a esta aprobación, se anunció un Observatorio de violencias de género y femi(ni)cidios; se aprobó el Programa Nacional de Adelanto para las Mujeres mediante Decreto Presidencial y constituye la “piedra angular” o “la agenda estatal” para el despliegue y desarrollo de las políticas a favor de las mujeres como continuidad del avance de la igualdad de género (es una política pública muy amplia y transversal, agenda en sí misma, que no es posible construirla mediante una Ley teniendo en cuenta los fines jurídicos de un instrumento legal de ese tipo en sentido estricto); y ha habido una amplia difusión en los medios masivos de comunicación de temas relacionados con la violencia de género que visibilizan y concientizan acerca de la recurrencia de un problema estructural e histórico.
Por su parte, se han publicado los Anteproyectos de leyes que satisfacen recomendaciones provenientes de estudios, prácticas y demandas feministas como las relacionadas a los derechos de las víctimas, y el tratamiento legal a los niños, niñas y adolescentes. Asimismo, en lo referente al Código de las Familias se ha publicado que acogerá la regulación de las violencias intrafamiliares y de género que se dan en el ámbito “doméstico”.
Ante la pregunta del periodista y conductor del programa de “si es suficiente con la Estrategia o si se sigue necesitando en Cuba de una ley que regule estos temas de violencia de género”, la Dra. Clotilde Proveyer responde:
“La importancia y alcance de la estrategia es que tiene una gran integralidad, abarca desde la prevención hasta la atención, la evaluación y el monitoreo. Por tanto, la estrategia garantiza todos los elementos que faciliten que no quede ningún cabo suelto, por decirlo de alguna manera, en lo que es la atención del Estado a este problema social. Y uno de los objetivos de la estrategia es el perfeccionamiento de las normas jurídicas en consonancia con los acuerdos, las normas jurídicas internacionales, con la Constitución de la república de Cuba, que (…) lo reconoce, lo regula. Está en consonancia también con el Programa de Adelanto para las Mujeres y por consiguiente prevé el perfeccionamiento de las normas jurídicas vigentes, la capacitación y la transversalización de género en las normas, el diseño de una norma integral para la atención y todo lo que tiene que ver con la violencia de género, la capacitación del personal que tiene en sus manos la administración de la justicia. Es decir, que la estrategia no deja ningún ámbito de la sociedad que tenga que ver con la problemática de la violencia de género fuera de esta estrategia.”
Estas conclusiones me hacen seguir pensando en que ciertamente, y como han comentado otras especialistas, la Ley integral contra la violencia de género cerrará un largo camino de tejido estatal programático en función de las desigualdades y las violencias de género.
Terminar de escuchar los comentarios de las invitadas me ha devuelto la alegría, en el pecho, como el anuncio aquel en el noticiero nacional de la televisión cubana hace un año.
Esto no pretende ser un análisis, más bien es un desahogo que intenta poner en perspectiva todo lo acontecido durante los últimos meses por parte del gobierno cubano en materia de género que no es poco y lo celebro. Al contrario, estas líneas sí pretenden ser un festejo por lo logrado, como reitera siempre la lingüista, activista e investigadora mexicana Yásnaya Aguilera, la fiesta aceita con placer colectivo la organización, la colaboración, la lucha y la resistencia.
Ya habrá tiempo para el razonamiento y el acompañamiento crítico de lo que serán las implementaciones que, como en cualquier otro lugar de la región, serán las que definan su eficacia; toda vez que, como bien se repite en los medios cubanos, ni la promulgación per se de una Ley, ni de una Estrategia, solucionarán de inmediato las brechas y opresiones del Patriarcado. Se sabe. Ningún activismo ha pretendido que así sea, al menos en la experiencia nuestramericana. Pero cuando pasos y respuestas sistemáticas como estas se dan, se empujan y se logran, la ganancia para más de cinco millones de mujeres cubanas, personas diversas y sexodisidentes es rotunda y es esperanzadora.
Imagen: For the Women’s House, 1971, de Faith Ringgold