Poesía

Poemas de año

Él se aferra a mí
Sobre mis hombros se desploma y en un tiempo paralelo
Parece que se irá flotando
Lo sostengo
Como una ceiba enraizada al piso
Lo sostengo
O él me sostiene a mí
Empujándome hacia la realidad que no quiero ver
Y enterrándome en tierra firme
 
Por primera vez estoy aquí
Mirando al cielo
Y no al revés:
Mirando al mundo desde mis nubes
 
Él se aferra,
El llanto le sobrevive
Nos sobrevive a los dos
Más bien nos aferramos ambos al llanto
A ese primero del que nacimos y que hacemos repetir de vez en cuando buscando certezas
A ese llanto ahogado que nos hizo respirar después y vivir
A ese manantial necesario de la resurrección
 
Es el único destino posible
Siempre nos esperará la luz
Saldrá el sol quemante
Y nos agarrará abrazados
Inscriptos en la tierra
En el césped
En los frutos
Y nos leerá la piel que reza…
Que rezará en un murmullo
En esta, nuestra humanidad,
solo hay refugio para el canto

*****

Mayo sabe a hijo
A parto
Huele a nacimiento
A tripa viva
Sangre y llanto en la memoria
Sudor y esfuerzo,
El más intenso esfuerzo por vivir...

Mayo
Mes donde nos dimos (a) luz
Mes de Marcos
De Madre, de parida,
De bebé meciéndose en mis brazos
Leche en las tetas
Lluvia afuera que cae
Llanto, llanto de hijo
Mes de mi sonrisa más iluminada
De mis lágrimas más conscientes y severas
De amor grave, sempiterno,
Que se agranda y se multiplica

Mayo de partirme en dos
La de ayer y la de aquí en adelante
No quiero ser más la de antes
Me gusta(o) esta que soy ahora
Madre, madre, por todos los cielos de esta fuerza
De este amor tan sano, omnipresente
Me inclino al universo a dar las gracias
Me quedo con esta,
Y con mi hijo.... Mayo...

*****

A tu salud, casa inmensa
 
Hoy te lloré
Con unas ganas de besar y abrazar los afectos que he dejado a la deriva
Con ganas de rasgarme la piel y de llevarme todo dentro mío
Arrancar la tierra desde las mismas entrañas de la montaña
Y traérmela a pedazos de talavera, flores desérticas, árboles de vainas…
Lloré las tejas y las paredes mostaza
La palma que me falta
Mis perras abandonadas
Los colores, el tapiz y las máscaras,
los adornos y los cuadros como abrigos del alma
Quiero hacer el duelo que no me han dejado
Llorar -hasta partirme- de la partida
Festejar con vino, mezcal y cerveza,
Hasta reventarnos la existencia.

*****

No puedo darte la muerte que mereces
Me gustaría que fuera en tu cama tibia
Con noventa años
Dormido y acariciando el recorrido de una vida dulce y amorosa
En una casa tuya
Tuya y de los tuyos
Con huertos y matas de aguacate y mango que sabías bien atender
Con gallinas libres y tu caja de herramientas
Las herramientas de repararnos las sonrisas
Con esas ocurrencias tuyas del bosque y de los zorros, o las zorras ¿te acuerdas?
Y un tallercito
Para seguir dibujando paisajes sobre el cobre
Esos mismos paisajes que alguna vez añoraste conocer. Estoy segura
Me gustaría darte esa muerte en paz, silenciosa...
Después de cenar unos buenos frijoles con plátanos fritos
Después de darle un beso de hasta mañana a tus hijes y nietes, y....
Después de un baño con agua limpia y digna
Siempre estuviste borracho, es verdad, de todo lo que no pudimos darte bien, y para bien
Borracho de desamor 
De no encontrar la salida ni de saber regresar ni de sentirte comprendido
Nadie... Los alcoholes del olvido te los quedaste tú solo y nadie supo cómo avivarte la memoria del nido cálido
La lucecita esa que no está en ningún túnel sino aquí, dentro del pecho,
no hicimos todo lo posible por volvértela a encender
Quisiera darte otra muerte, que es como decir otra vida, o al menos todo mi amor completo
Siempre estuviste en los mejores momentos y tengo eso en mi memoria
Quiero que lo sepas
Deja tu corazón al menos para tener la esperanza de que alguien vuelva a nacer en este mundo con uno similar
Te debo el pan, la bicicleta, la herida aquella, el dentista, la despedida, la mirada de almíbar, el beso en la frente de mi hijo...
Quiero darte otra muerte y no puedo
No puedo, ya no se puede...
Al menos escribo estas líneas mientras abrazo cada uno de nuestros momentos
Decirte te amo, que te amo mucho
No podré darte otra muerte pero sí susurrarte en versos que siempre te amé y mucho
Entérate
Nunca es tarde
Adiós

A tata...

*****

Sopla el viento en el Mayab
Cálido, apenas húmedo
Ciudad llana, chata,
La ciudad de las grandes ceibas
La vida gira atropellada
Y las ceibas siguen impaciblemente
Erguidas, despeinadas, abriendo sus brazos,
Alzándose para tocar el cielo azul y rojivioleta
No es el tiempo de sus flores
Es el tiempo de sus frutos peludos
Pompas de lana,
semillas de pelusa blanca.
A esta hora del ocaso la ciudad se bautiza de sus ceibas
La brisa hamaca sus algodones por sobre nuestros techos, nuestras cabezas
Flotan, garabatean su ritmo al infinito del viento
No es nieve, ni lluvia,
Es la hora en que las ceibas vuelan sobre el Mayab
Alina Herrera Fuentes, año 2021
Ilustración: Rebecca Hendin, tomada de Diario Femenino

Madre, mujer negra, migrante nacida en Cuba. Abogada, investigadora, militante feminista y antirracista. Ahora escribidora

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