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A tres años del sismo
Hace tres años del sismo en México, el peor que viví. Había llegado de La Habana dos días antes dejando atrás el paso de un huracán que solo me cobró un toldo y el malagradecimiento de cuatro turistas que albergamos en casa. Era un día como cualquier otro. Sol, paz total, cantos de gallos, de pájaros, y la alegría de volver al hogar, a mis flores y a mis plantas. Mi hijo bailaba frente a la tele, seguía el estribillo de las canciones y la coreografía de unos dibujos animados y yo, sentada detrás de él, me llevaba una quesadilla a la boca cuando el rugido estruendoso aquel comenzó a…