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El debate feminista: ¿juntas desde la diferencia?
Pareciera que por ser feminista se nos tiene prohibido confrontar. Pareciera que el ejercicio sostenido de despatriarcalizar nuestras vidas, hasta en los debates, ha hecho de nosotras nuestro propio calvario. Sea en redes, en reuniones, asambleas, cualquier espacio de debate, pareciera que si una discute, está condenada a que la tilden de machistizada, sorda, obstinada, involucionada, en fin, no feminista. Sabemos bien que es nuestro ejercicio cotidiano el escuchar, revisarnos, y rectificar si así fuera procedente. Eso también es feminismo. Desapegarnos del ego, cuestionarnos cien veces, ceder la puja por la razón cuando no hay camino fructífero y pasar la página. Pero no es todo, ni es lo único que…