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Nuestro paradigma
Me hicieron dar cuenta que era negra las 24 horas de mi día en Argentina. Fue en el invierno del año 2013, en Buenos Aires, después en Mar del Plata. La gente me hizo consciente a cada minuto de que era negra. Caminaba, bebía en un bar, tomaba un café, entraba a un museo, paseaba en bici y en todo momento me decían “negra” con aquellas miradas congeladas y asustadas, desconfiadas. Si entraba a un lugar caro, se tomaban el trabajo, silenciosamente, de hacerme sentir que aquel no era mi lugar. No me vendieron boletos para el metro por ser negra. Así es que mientras vivía y respiraba, también pensaba…