Océano
La tristeza de los naufragios.
Tirar de nuevo el corazón al bote
y empujarlo hacia altamar,
dejando el cuerpo abandonado en la orilla,
y verlo alejarse con ojos de vidrio.
Ausencias suicidas.
Autoexiliados a la deriva.
El horizonte es,
a veces,
la cárcel de los insomnios,
donde espera impaciente
el futuro amordazado.
Quiero respirar bajo el agua,
aguantar la sal en mis pulmones,
y tragarme el océano.
¡Todo el océano de una puñetera vez!