Reflexiones

El otro lado de los héroes

Ayer una amiga compartió un artículo de 2016 que me sorprendió sobremanera. Recuerda la acusación que pesa sobre Kobe Bryant por una presunta violación cometida en el lejano 2003. En un momento en que todos lloramos su muerte desafortunada, la de su hija Gianna y otras siete personas, toparme con esto me shockeó bastante. No es que idolatrara a Kobe, no soy seguidora de la NBA pero de sobra sé de su estrellato con Los Angeles Lakers y, una espera que estas celebridades se comporten de manera esplendente en sus vidas privadas, tal y como lo hacen en las canchas o dondequiera que brillen. Que sean buenos hijos, buenos padres, buenas personas…

Desconcierta un tanto cuando se dan a conocer estas historias. Cuando nos muestran el lado oscuro de la luna que vemos relumbrar allá, a lo lejos.

En el artículo de marras se repasan los hechos y sí, ciertamente yo supe del escándalo. Todo apunta a que Kobe es culpable y que la víctima, como tantas veces sucede, terminó siendo la mala de la película, desoída, acusada de cuanta cosa pudieron echar mano los medios, re-victimizada y finalmente silenciada sin que llegara a hacerse justicia. El asunto olvidado. Todo muy lamentable…

Ahora, mientras escribo, comenzaron a sonar en mi reproductor los acordes inconfundibles de Billie Jean y recordé algo que redacté hace tiempo pero nunca llegué a compartir. Dice así, pero antes, a los que les interese, les dejo el link del artículo que rescató mi amiga. Eso sí, les advierto que conocerán -o se reencontrarán- con un Kobe que no es el que quisiéramos recordar… (https://www.somosbasket.com/…/machismo-e-impunidad-del-he…/…)

“Después de ver las dos partes de Leaving Neverland, el controvertido documental que expone testimonios que acusan a Michel Jackson de abuso sexual a menores (en plural), no puedo abstraerme cada vez que escucho su música. Esta mañana mientras conducía hacia la oficina comenzaron a sonar en la radio los primeros compases de Billie Jean y me entristecí pensando que, mientras delirábamos con su música, el Rey del Pop tenía un lado tan oscuro. No, definitivamente ´tener talento no es tener buen corazón´ como reza un slogan que escucho a menudo en estos días…”

Alynn Benítez Castellanos

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Kobe Bryant falleció el pasado 26 de enero debido a un accidente de helicóptero en el cual viajaba acompañado por una de sus hijas, y gran parte del mundo llora la imagen idílica que nos vendieron. Sin embargo, hoy sancionaron con licencia administrativa a una periodista del Washington Post por twittear sobre los hechos de violación por los que fuera acusado Kobe en el 2016.

“El tuit de la reportera política Felicia Sonmez provocó una reacción violenta en las redes sociales, y muchos lo consideraron inapropiado solo horas después de que Bryant y su hija, Gianna, murieron en un accidente de helicóptero en las afueras de Los Ángeles. A raíz de su publicación, Sonmez dijo que recibió amenazas de muerte y violación y que la dirección de su casa fue publicada en línea, obligándola a quedarse en un hotel durante la noche.”

Todavía hoy, cuando se desempolvan estos capítulos bochornosos sobre la vida de los ídolos, se continúa acusando a las víctimas de inventar estos escándalos para obtener ventajas económicas o sociales (sea obtener dinero, provocar más ventas, para hacerse famosas o por venganza), y hay hasta quien llega a apañar a los victimarios como si los méritos de una persona sirvieran para justificar semejantes atrocidades.

Todavía hoy la gente asegura que denunciar por ser violada trae consigo triunfos y victorias, que sale bien denunciar en falso. Todavía hoy la gente no ve que lo que más se gana, siendo real la violación y la denuncia verdadera (como sucede en la grandísima mayoría de los casos), es descrédito, ofensas, acusaciones y señalamientos de todo tipo. Así de duros son los imperios de los héroes.

Alynn Benítez Castellanos es la autora de la primera parte de este artículo, quien provocó las conclusiones de la segunda. En fin, unas reflexiones escritas a cuatro manos.

Madre, mujer negra, migrante nacida en Cuba. Abogada, investigadora, militante feminista y antirracista. Ahora escribidora

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